«Un Belasteguín nunca se rinde»

Eso decía el dibujo que entregó su hija Sofía al jugador de Pehuajó al ganar el Master Final de Madrid del World Padel Tour. Ahora, seis meses después, el mensaje no ha cambiado tras una nueva piedra en el camino para quien fue durante 16 años el número 1 del ranking.


Después de lesionarse en Buenos Aires y sabiendo que estará varios meses de baja, Bela es optimista, con una sonrisa, dejando a un lado las muletas y con ganas de hablar de todo tras el inicio de temporada más anómalo desde que es profesional del pádel. De esta forma y en una situación adversa, como lo es esta para cualquier deportista, surgieron unas muy interesantes declaraciones realizadas al diario español Marca.

¿Está preparada la mente de un deportista que ha sido tantos años número 1 para un inicio de temporada así?

Sí, yo siempre digo que lo más importante de mi carrera es el día a día. Me siento exactamente igual que cuando fui número 1 por primera vez. Cuando deje de tener la sensación de que puedo seguir mejorando, lo dejaré, pero ahora mi mente se centra en ir día a día y seguir disfrutando.

¿Cómo resumiría estos meses? Nunca había estado tanto tiempo sin ganar.

En los últimos 17 años y medio es la primera vez que me pasa, y lo resumo como parte lógica del deporte. Uno se da cuenta de que esto es lo normal, ya que creo que cualquier profesional te habría firmado llegar a dos finales y cuatro semis en los seis primeros torneos del curso. Lo anormal es lo otro, y ahora toca seguir aprendiendo diariamente. Siempre trato de ver lo positivo de las cosas, soy un afortunado.

¿Cree que el resto acabó cogiendo la medida a la dupla que formaba con Pablo Lima?

Es cierto que tras tanto tiempo juntos a la gente le da tiempo a estudiarnos bien. Pero más allá de eso, siempre hemos sido una pareja que buscaba solución a todos los problemas para ir mejorando. Desde nuestra perspectiva teníamos que estudiar a muchas parejas que cambiaban año a año. Así es el juego.

¿Qué les ha llevado entonces a tomar la decisión de separarse?

Esto se lo comenté a Pablo tras la final de Jaén, en vestuarios. Veníamos buscando soluciones externas que nos ayudasen a sacar lo mejor de nosotros, pero yo sentía que habíamos perdido la pasión en la pista. Después de cierto tiempo se veía que no éramos nosotros, aunque entrenábamos muy bien, pero en pista la sensación era otra. Yo, por mi forma de ver el deporte, creía que era lo mejor, ya que jamás aceptaría seguir con un compañero simplemente por estar cómodo. Creo que teníamos que ser honestos el uno con el otro y con nosotros mismos, y quizás si seguíamos el daño que nos habríamos hecho habría sido peor.

¿Lima lo vio de la misma forma que usted?

Fue difícil, porque después de cuatro años y medio él me transmitió que estaría dispuesto a hacer el esfuerzo de seguir hasta final de año, ya que las separaciones a mitad de temporada nunca las habíamos contemplado. Yo le dije que sentía que no teníamos que hacer esfuerzos para jugar juntos, que los dos teníamos que tener pasión, y que si seguíamos la perderíamos más. Soy consciente de que ahora será difícil y distinto, con pareja nueva y todo, pero no puedo traicionar mi forma de ver el deporte a mis 40 años.

¿Ha sido su decisión deportiva más dura?

Es muy duro, pero creo que las cosas pasan por algo. Es una lástima no poder despedirnos en la pista, aunque quizás la lesión ha sido una señal de que no debía ser así. Ha sido todo como una película, cerrando un círculo, ya que cuando empezamos, en nuestro primer torneo en Barcelona, Pablo se rompe el hombro en semis y luego tengo que jugar un par de torneos con Willy Lahoz, y ahora la etapa se cierra con una lesión mía. Como resumen, lo cierto es que prefiero ser una pareja 10 y vivirlo intensamente, apasionado, que ser 2º o 3º del ránking y no hacerlo así.

¿Qué ha significado Lima para usted?

Es una persona con la que he crecido mucho personal y profesionalmente en una etapa en la que hemos sido padres y vivido muchas cosas en común. Lo resumiría como espectacular, han sido muchos años en lo alto de forma muy seguida.

¿Sabe usted ya con quién va a jugar?

Sí, más adelante lo comunicaré, seguramente después del torneo de Bastad.

Se habla mucho de su posible cambio al ‘drive’ en caso de que su nueva pareja también juegue en el revés. ¿Lo contempla como posibilidad?

Yo el pádel lo concibo como un aprendizaje continuo para buscar el máximo rendimiento de la pareja. He jugado toda mi vida en el revés, pero no me sería extraño jugar en el ‘drive’ si se da el caso, y estaría dispuesto a hacerlo o a ir alternando si eso hace que el rendimiento de la pareja sea mejor.

¿Qué opina de la polémica en cuartos de Buenos Aires del público argentino con Paquito y Lebrón? A muchos aficionados españoles le sorprendió.

A nosotros nos pilló en la sala de jugadores y sólo vimos los dos últimos juegos cerca de la pista, y es cierto que se montó un show grande, parecía la Copa Davis. Creo que la clave está en la cultura, en la forma de expresarse, es diferente, y no creo que sea ni mejor ni peor. A Lima y a mí, por ejemplo, también nos han silbado a veces por ir ganando, y yo lo único que critico en estos casos como el de Paquito y Lebrón es que la gente debe entender que en la pista estamos trabajando. Yo siempre voy a defender al jugador y creo que a veces tenemos demasiada paciencia con los irrespetuosos, que por suerte son muy muy pocos.

¿Qué va a hacer hasta que regrese a las pistas?

Entrenar, entrenar duro, como he hecho toda mi vida. He tenido mucha suerte en mi carrera y sería un desagradecido si cuando llegan las épocas malas no entrenase día a día como si fuese el último. En estas situaciones es cuando más se aprende.

¿Y una vez haya vuelto?

Jugar el partido como si fuera el último. He visto 20 veces la secuencia de mi lesión y pienso ‘¡qué necesidad de ir a esa pelota, si no llegaba!’, pero seguiré peleando sin especular por cada bola, es lo que me ha traído hasta aquí. Si algún día me veis jugando a medio gas, ese será mi último partido, os lo aseguro.

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