Ayer nos enteramos que el Presupuesto Público para el 2014 ingresó a la Cámara Alta, luego de ser aprobado el 9 de octubre en Diputados de la Nación. Muchos se preguntan en qué habremos estado concentrados los argentinos que no nos percatamos de que la Ley que rige el funcionamiento de nuestra sociedad por un año ya tenía media sanción. Además, de pronto nos invade la celeridad, y debemos conocer, aprobar y difundir una normativa determinante en poquísimo tiempo.
En principio, explicitamos las escenas políticas de siempre. Un proyecto de Presupuesto Nacional realizado por el Ejecutivo, con rechazo anticipado de la oposición en base a argumentos que merecen ser analizados, y con una perspectiva favorable para el oficialismo que hace años produce leyes que nacen aprobadas.
Como con el Código Civil (nada más y nada menos que la reforma del Código Civil) nuestro particular oficialismo muchas veces pasó por alto los procesos democráticos correspondientes, por la mera matemática que le indicaba que no era necesaria tanta “burocracia” si “nos dan los números”.
A veces no solo hubo tratamientos legislativos precipitados, sino que no se comunicaron debidamente aspectos importantes. Lo claro es que al Gobierno mucho no le importa, y aunque sufrirá apelaciones, la mayoría de las provincias argentinas darán el “me gusta” a la Ley de Presupuesto.
Las provincias. He aquí otro problema relacionado con el tiempo y las formas. Llega fin de año y el tratamiento del presupuesto provincial por lo general se realiza en sesiones extraordinarias. Allá, por diciembre, con la cabeza de los funcionarios en el Caribe (porque ellos pueden) y…que el año siguiente Dios nos ayude.
Esta Ley define todo. Sabemos y si no sabemos podemos averiguar. El Presupuesto es un instrumento ESENCIAL de manejo del Estado, define los recursos financieros provenientes de la sociedad mediante los impuestos, y los bienes y servicios que esta recibe como consecuencia de la gestión pública. Además, es una herramienta política y económica fundamental. Siempre el presupuesto termina siendo un reflejo del tipo de gestión del momento, dado que más allá de las funciones legislativas, en este país las mayorías son sumamente obsecuentes a sus líderes.
He aquí el problema cuando hablamos del funcionamiento de toda una sociedad, en manos de dos o tres. A eso se le suman avasallamientos constitucionales y plazos mínimos para el tratamiento adecuado. Sin contar que es la última Ley de Presupuesto que dicta el Gobierno de Cristina Fernández, lo que nos llena de emoción.
Desde el año que viene viviremos una nueva aventura.
