Se trata de José Luis Araya, quien ayer miraba la lluvia desde la puerta de su casa en el Médano de Oro. De repente un rayo lo atravesó, pero la única herida que le dejó fue un pequeño corte en el dedo. Los médicos que lo atendieron no lo podían creer.
Una desgracia con suerte, sin dudas. Las chances que una persona sea alcanzada por un rayo son muy bajas, pero las opciones de sobrevivir a semejante fenómeno sobrenatural son aún más bajas, casi nulas. Y eso es lo que le pasó al rawsino José Luis Araya este pasado domingo.
El jornalero de 31 años miraba la lluvia tempranera de ayer en la puerta de su casa del Médano de Oro. Estaba parado junto a su hijo cuando sintió la fuerza del rayo sobre su cuerpo, ingresando por el hombro. Por fortuna la descarga del mismo fue directa al suelo y él simplemente sirvió como un conductor. Solo en el dedo del pie le quedó un pequeño corte por la salida del rayo.
José Luis contó que él sintió un estruendo muy fuerte y una luz cegadora, que duró milésimas de segundos. Cuando entró a su casa, aturdido y sin entender lo que había pasado, comenzó a sentir dolores corporales, taquicardia, calambres y una fuerte jaqueca.
Su esposa, testigo de todo el suceso, se comunicó con el 911, por lo cual en pocos minutos tenía en su casa móviles policiales y una ambulancia. El hombre fue trasladado de inmediato al Hospital Rawson donde hicieron todas las pruebas médicas de rutina. Todos los chequeos quedaron dentro de los parámetros normales para sorpresa de cada uno de los profesionales que lo atendieron.
