Macri busca acuerdos en diversos frentes para bajar conflictos

El objetivo inmediato es el paquete de medidas para contener precios y reanimar el consumo. Eso mismo refleja tensiones en el gabinete. Y es un paso para cerrar la interna en Cambiemos. También se negocia en el terreno sindical y con movimientos sociales.


Difícil cerrar al mismo tiempo asuntos tan variados como el paquete de medidas que Mauricio Macri se apresta a presentar, las conversaciones internas en Cambiemos, los contactos con empresarios, las negociaciones con los jefes sindicales y las tratativas con movimientos sociales. Todo a la vez, como si las señales de alerta en medio del desgaste que produce la economía hubiesen llegado de golpe y juntas. No es la primera vez que ocurre. Y la reacción múltiple incluye tensiones en el propio gabinete, que de todas maneras debe resolver en estas horas la versión pulida del anuncio presidencial.

El último capítulo de crujidos propios remite a Dante Sica, cuyo lugar en el gabinete fue ratificado con insistencia por voceros del Gobierno. El ministro está comprometido en dos cuestiones sensibles: la definición de parte de las medidas para tratar de contener precios y empujar el consumo, y las negociaciones con los jefes cegetistas para distender el frente sindical o al menos amortiguar una escalada de sectores moyanistas y kirchneristas.

Nunca las versiones de salidas son buenas para un funcionario. Y menos cuando, como ahora, aparecen en medio de de gestiones relevantes. No es la primera vez el ministro enfrenta cuestionamientos del ala más política. Elisa Carrió, por su lado, y los dirigentes radicales, incluso en las últimas citas del oficialismo, aportaron lo suyo frente a la alta y persistente suba de precios. No le apuntan personalmente, dicen. El agregado de peso lo constituyen las miradas críticas de los principales referentes macristas, María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta.

Las necesidades electorales van dominando el panorama: la demanda sobre Sica es propia pero no original. Lo sabe y vive, casi en el día a día, Nicolás Dujovne. El ministro de Hacienda fue ganando poder en el área económica y fue reafirmado varias veces por el Presidente. Por supuesto, maneja el área más sensible a los resultados. Y está lejos de haber ganado simpatía en el terreno político.

Precisamente allí, se destacan dos elementos. El primero, es la mayor sintonía entre el jefe de Gabinete y el ministro del Interior. Marcos Peña y Rogelio Frigerio son percibidos de distinto modo por el resto de los actores internos, pero parece algo diluida la imagen que asocia automáticamente al jefe de Gabinete con Jaime Durán Barba y que colocaba al ministro del Interior casi como solitario exponente del «ala política» en el gabinete.

En paralelo, Macri habilitó una especie de recreación de la mesa política del oficialismo, que junto a Peña y Frigerio, como funcionarios, integran Vidal, Rodríguez Larreta y los tres gobernadores radicales, Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Gustavo Valdés. La reactivación de este ámbito en el oficialismo fue un modo de descomprimir la interna frente a los reclamos radicales -sobre todo, de los que trabajan con mayor compromiso para ratificar Cambiemos-, aunque habrá que ver si esta vez supera la prueba de una puesta de compromiso.

Por ahora, quedó expuesto que el tema de las candidaturas sólo podría ser abordado seriamente si se despeja al menos en parte el horizonte económico. Esta «mesa» se ha reunido con ministros y lo vuelve a hacer en estas horas, con un punto único de interés: los anuncios presidenciales.

Parte de esas medidas involucran a la Anses y a Desarrollo Social. Carolina Stanley es una pieza de peso en estos días de tantas conversaciones en la Casa Rosada. La ministro suma para sustentar el mensaje del Presidente y además, de manera menos visible, sostiene la relación, siempre complicada, con los jefes de los movimientos sociales. Esas líneas, nunca del todo cerradas, se han reactivado sensiblemente en la última semana: hay citas escalonadas con los dirigentes de Ctep, CCC y Barrios de Pie.

Del mismo modo que en el frente social, los contactos son intensos con los principales operadores y referentes cegetistas. Sica fue ocupando el principal lugar en ese intercambio, después de la salida de Jorge Triaca, aunque no es el único interlocutor.El intento fallido de tratamiento del blanqueo laboral, en el Senado, encendió una luz de alerta –además de fastidio en despachos oficiales y legislativos-, después de avances con la CGT en las negociaciones por fondos para las obras sociales y la creación de un organismo que sin demoras permitiría ir bajando el nivel de litigios que enfrenta el sistema sindical de salud.

Los mensajes para tratar de distender el panorama sindical no se agotan allí, ni son uniformes. Incluso, algunos generan impacto interno. Vidal cerró acuerdo con los docentes bonaerenses. Por supuesto, eso repercute en otros ámbitos estatales, de la provincia y también nacionales: se negoció con UPCN la recomposición parcial de 2018 y en mayo comenzar la paritaria de este año. En Buenos Aires, hay más de treinta gremios con distinto peso, algunos con proyección amplia –administración central- y otros sectoriales, en algunos casos divididos: desde docentes, el más numeroso, hasta médicos y judiciales, pasando por representantes de un solo organismo, como el personal de ARBA. Con tos ellos hay que negociar.

Nada se resuelve en un solo acto ni en solitario. La crisis además anuda y tensa decisiones. En medio de todo, parecen sobresalir dos pinceladas gruesas: la necesidad de contener los precios y mover el consumo, y el objetivo de prevenir y bajar la conflictividad social. De eso hablan también las tensiones internas, cuando el año electoral va ofreciendo sus primeras estaciones.

 

 

Fuente: Infobae.-

Comentarios

Compartir