Juguemos a ser niños y felices

El juego inocente es algo tan común a la infancia que debe ser lo único que no reconoce diferencias por fronteras, idiomas, razas o religiones. Aquí una muestra gráfica de ello.

bici

 

¿Quién pudiera ser niño de vuelta para reír a carcajadas sin vergüenza, mojar la ropa limpia sin preocuparse o jugar bajo la nieve sin sentir frío?

Aunque la pregunta es en sí una utopía, no está mal hacer un repaso gráfico por la felicidad que despierta el juego compartido entre los niños para recordarnos a nosotros mismos que una vez, fuimos aquellos y pudimos sentir eso.

 

pelota

 

barro

cascada

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